Hoy es el día internacional de la fisioterapia y por supuesto vamos a hablar de esta profesión que nos encanta y de la que por suerte hemos podido hacer nuestra forma de vida.

Como muchos sabéis, hace relativamente poco que existen profesionales como los fisioterapeutas.

Durante el paso de los años hemos ido haciéndonos un hueco en la salud y el bienestar de las personas. Hasta llegar al día en el que nuestra función y trabajo hablan por sí solos.

Pero vamos a ir un poco más allá, vamos a ser analíticos.

Al contrario de lo que muchos puedan pensar, un fisio NO trabaja con sus manos. Las manos son la herramienta, el medio físico de conexión con el paciente. El fisio trabaja utilizando sus sentidos. Trabaja con la visión, con la audición, con el tacto… pero también con la cabeza y el corazón. Para esto es necesaria otra herramienta, LA LUPA DEL FISIO, la cual representa la individualidad de cada persona.

Esa lupa nos permite ver y comprender que necesita cada persona, desde un punto de vista más global que la propia lesión, dolor o problema por el que solicitan de inicio nuestra ayuda. Con todo esto queremos llegar a resaltar la importancia del fisio dentro del cuidado, mantenimiento de la salud y prevención de las lesiones, siempre en colaboración con el resto de profesionales, pero sin sustitución alguna de nuestra figura.

Entre otras cosas, somos los encargados de concretar y especificar las recomendaciones médicas, trabajar en consonancia con podólogos, psicólogos o preparadores.

Esa lupa metafórica que comentábamos anteriormente es considerada un filtro analítico con el que el fisioterapeuta tiene que ser capaz de ver más allá del dolor, de la limitación o del mero ejercicio. Con ella tenemos que buscar la causa del dolor, las estructuras y tensiones asociadas a la lesión que limiten el movimiento y ser capaz de estudiar la biomecánica implicada en cada circunstancia.

 Por lo tanto, si hay algo igual o más importante que unas buenas manos en un fisio, es una buena lupa.